Las actuales generaciones de adultos comenzaron a aprender inglés muy tarde: el sistema educativo comenzaba a introducir una segunda lengua a partir de los ocho o diez años y la preparación de los profesores, en ocasiones, no era la más adecuada, por lo que los niños no aprendían la lengua e incluso acababan aburridos al estudiar este segundo idioma. Hoy en día los métodos pedagógicos han cambiado y los niños cada vez empiezan antes a estudiar inglés, llegando incluso al bilingüismo en muchas escuelas.
Además de las actividades en los colegios, hay otras formas de enseñar inglés para niños en Sevilla: desde talleres y clases particulares hasta actividades recreativas como campamentos de verano y estancias de varias semanas en otros países.
Si el niño comienza a aprender inglés a edades tempranas puede llegar a interiorizarlo y prepara su cerebro con las estructuras gramaticales adecuadas para cada una de las lenguas que utiliza. Este es el gran problema de muchos adultos que empiezan a aprender inglés: no saben distinguir entre las estructuras de los dos idiomas.
Además, aprender un idioma de pequeño hace que sea más fácil aprender otras lenguas en el futuro, sobre todo si comparten alguna de la base gramatical o semántica del idioma que ya domina desde su infancia.
Aprender un idioma a edades tempranas ayuda también a que los niños sean conscientes de la diversidad de culturas existentes en el mundo y los distintos tipos de pensamiento. Esto los hace más sociables y tolerantes con el resto de las personas con las que interactúan a lo largo de su vida.
Una buena forma de motivar a los niños a estudiar esta lengua es apuntarlos a un campamento de verano en inglés en Sevilla: allí afianzarán las bases de este nuevo idioma a la vez que se divierten participando en numerosas actividades con otros niños de su edad.
